Querida Carmen:
Cuando acababa de iniciar mi andadura profesional en el mundo de las harinas y el pan, una tarde tomé la decisión de conocer el IATA, el único Centro tecnológico en España, que trabajaba en las propiedades tecnológicas de los trigos panaderos y en la tecnología del pan, en general. Cuando exponía mis deseos a la primera persona que encontré en un pasillo, escuché una voz femenina que decía “…..ya le atiendo yo…”, y eras tú, saliendo de tu despacho. Así empezó una relación que no se acaba cuando nos apena la noticia de tu fallecimiento, porque todos los que hemos tenido relación contigo, llevamos mucho de ti.
Huellas imborrables de tu permanente cordialidad, de tu brillantez, de tu apoyo permanente, de tu buen humor, de tu incesante energía nunca violenta, de tu generosidad para cuantos te hemos conocido y querido.
Gracias, Presidenta, gracias, profesora, mil gracias amiga.
Firmado:
José María Basanta Reyes, Secretario General de la AETC