Entrevistamos a Jose María Basanta, secretario general de la AETC, que nos explica la importancia de las Jornadas Técnicas y el objetivo de las mismas.
A punto de celebrar las que serán las XXXI Jornadas Técnicas, toca echar la vista atrás. ¿Cómo ha sido la evolución en estos treinta años e historia?
Desde la primera edición, en Jerez de la Frontera, en la que el programa ocupó media jornada y en el que se presentaban por primera vez los datos de una encuesta privada de trigo blando que se venía realizando por un grupo de harineros españoles, se ha llegado al modelo actual, con un programa que ocupa dos jornadas completas. De forma gradual, se han ido ampliando las áreas de contenido, que actualmente cubren la totalidad de la cadena de valor de los cereales, llegando hasta el consumidor, incluso con temas nutricionales.
Tras 29 años, Jerez de la Frontera acogió por tercera vez las Jornadas Técnicas. Este año llega el turno de Aragón: ¿por qué se ha elegido esta ubicación?
Desde hace tres ediciones, las Jornadas han vuelto a ser itinerantes, tras superar los años más duros de la crisis económica en las que se realizaron en Madrid, por la facilidad de acceso desde todos los puntos. Volvemos a Zaragoza, donde ya estuvimos en 1997, por varias razones. En primer lugar, Aragón es un productor destacado de cereales, sobre todo en cebada y es la única región fuera de Andalucía, donde se produce trigo duro. Además, en Zaragoza están asentadas instituciones muy ligadas a los cereales como la Estación Experimental de Aula Dei del CSIC, el Instituto Agronómico Mediterráneo, el ITA y el CITA, que contribuyen a la investigación y formación de profesionales titulados, y a la transferencia de conocimiento y tecnología a los agricultores.
Para quien aún esté pensando si este evento es para él, ¿qué le quiere decir?
Nuestras jornadas son, simultáneamente, un vehículo de transferencia de conocimiento y tecnología, no solo para los agricultores, sino para todos los profesionales de la cadena cerealista: desde las nuevas variedades, pasando por la primera transformación en maltas y harinas, hasta toda la industria elaboradora de alimentos y bebidas derivadas de los cereales y su distribución al consumidor, sin olvidar los aspectos nutricionales que permiten poner en su máximo valor a todos estos alimentos. También encontrará temas de la máxima actualidad, como la sostenibilidad, la economía circular y la industria 4.0., analizados desde la óptica de nuestro sector.
Las jornadas están dirigidas principalmente a profesionales de las áreas de producción, calidad, investigación y desarrollo, gerentes, comerciales, jefes de compras, perfiles comunes o complementarios de cada asistente.
Este año se proponen más de 25 ponencias y 3 mesas redondas, ¿qué esperan de esta XXXI edición?
Nos hemos esforzado, una vez más, en ofrecer un programa variado y atractivo, con la colaboración de nuestros patrocinadores y expositores, por lo que esperamos una buena respuesta de nuestro público objetivo: profesionales de la producción agrícola, de cooperativas, de las industrias de primera y segunda transformación, de todas las áreas de la empresa (compra de materias primas, procesos de producción, departamentos de calidad, investigación y desarrollo, y comerciales), así como funcionarios y entidades de ámbito nacional, comunitario y local que actúan en la cadena cerealista. Tan importante como el conocimiento adquirido es la posibilidad de establecer nuevos contactos o de reforzar los ya establecidos, a lo que contribuye el buen ambiente que se crea en nuestras jornadas.
Por último, y de cara al futuro en continuo cambio, ¿qué retos afronta el sector?
Como todos los demás sectores agroalimentarios, debemos afrontar obligadamente el reto de la sostenibilidad, tanto ambiental como económica, integrada en la Economía Circular: “Hacer más con menos y mejor”.
Tenemos ya conocimiento y tecnología para avanzar en esta línea. La investigación e innovación en técnicas aplicadas a estos fines, la formación intensiva de los agricultores y demás profesionales de la cadena, serán imprescindibles para alcanzar los objetivos. Una dura tarea que puede verse comprometida por las oscilaciones de los mercados derivadas de decisiones políticas, que ha de llevarse a cabo inexorablemente.
Alimentamos, este es el papel que nos corresponde y de nuestra profesionalidad y esfuerzo dependen y dependemos todos.